La información de que dos familias están donando 120 hectáreas para preservar el patrimonio en los Valles Calchaquíes ha resultado una noticia de alto interés, que mueve a reflexión sobre las acciones que se pueden llevar a cabo para la protección de una zona que tiene un crecimiento acelerado y que tiene varios aspectos críticos.

Esto se complementa, de algún modo, con la regularización de terrenos en la que se encuentra abocada la provincia desde el año pasado y que ya ha dado lugar a la recuperación, en todo el territorio tucumano, de 563 hectáreas. Se espera llegar a 1.000 hectáreas recuperadas, según se anunció, para fin de año. Los Valles han sido zona central en estas acciones, ya que las primeras acciones comenzaron en la zona del Mollar.

De lo que se trata ahora es de la preservación como medida preventiva del área de Casas Viejas, que aún no ha sido explotada y que tiene un frágil equilibrio entre la ocupación y vestigios conservados allí, que dan cuenta de culturas milenarias. Ese patrimonio que corre riesgo si no se establecen medidas claras de protección. Así se está dando la circunstancia de que las familias Terán y Chenaut han decidido donar al Estado más de 100 hectáreas de tierras con la idea de preservar el sector y constituir un área de reserva y al mismo tiempo de impulsar la creación de una unidad académica de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), que ayude a formar a los jóvenes de la región.

Osvaldo Díaz, director de Patrimonio del Ente Cultural, detalló el trabajo articulado para “realizar relevamientos que nos permitieran determinar qué áreas tienen valor patrimonial y dónde están los sitios a conservar”. Casas Viejas todavía no sufrió la urbanización invasiva que ha generado crisis de servicios y de ocupación en los Valles en los últimos años. “Eso nos da una oportunidad única: la de observar, delimitar y proteger antes de que sea demasiado tarde”, dijo Díaz.

La donación de tierras se enmarca en esa perspectiva. Según el arqueólogo, la propuesta de la donación de tierras hecha por las dos familias está vinculada a la idea de que se proteja la parte arqueológica con la generación de un área de reserva y también que se construya una unidad académica de la UNT en beneficio de los jóvenes del Valle. Los donantes propusieron además que quienes ya habitan en Casas Viejas puedan escriturar sus viviendas. Díaz dijo que allí conviven comunidades originarias, familias locales y turistas que se asentaron en la zona. La regularización dominial de sus hogares forma parte de la propuesta.

El Estado todavía no aceptó formalmente la donación, si bien Catastro ya hizo el relevamiento del área propuesta y de las zonas habitadas, y el Centro Segreti de Córdoba y la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT aportaron para hacer relevamientos fundamentales. Se identificaron áreas con gran cantidad de estructuras arqueológicas.

Según se informó, el funcionario sintetiza cuatro beneficios derivados de esta donación: regulariza la situación dominial de los habitantes, protege el patrimonio, aporta una nueva unidad académica de nivel universitario y abre la posibilidad de implementar la construcción de un centro de interpretación unido a un circuito turístico.

Es de esperar que esta propuesta se integre al cambio positivo que se advierte en cuanto al cuidado patrimonial y ambiental, y que además abra caminos para la resolución de conflictos añejos suscitados en un área que ha sido requerida y al mismo tiempo desprotegida.